Con la creación de la nueva gerencia de Desarrollo de Productos y Negocios, y el fortalecimiento de la gerencia Comercial y Experiencia de Clientes, buscamos seguir aportando al desarrollo y digitalización del mercado de capitales.
Con el propósito de optimizar la gestión de sus servicios, mejorar la experiencia de sus clientes y fortalecer el valor que aporta al mercado de capitales, el Depósito Central de Valores (DCV), ha trabajado durante los últimos meses en la transformación de su estructura corporativa.
En este contexto, se crea la gerencia de Desarrollo de Productos y Negocios, bajo el liderazgo de Javier Jara Traub, quien cuenta con más de 30 años de experiencia en la organización. Esta nueva gerencia se enfocará en potenciar la oferta de servicios actuales, desarrollar nuevas soluciones para el mercado y fortalecer las relaciones estratégicas del DCV con sus diferentes stakeholders.
Paralelamente, la gerencia Comercial y Experiencia de Clientes, liderada por Claudio Garín Palma, refuerza su estructura con la incorporación de una nueva área de especialistas en servicios. Este equipo tendrá como misión principal reducir los tiempos de resolución de consultas, mejorar la calidad de las interacciones y garantizar una atención más eficiente y personalizada.
"Este nuevo modelo organizacional nos permitirá no sólo atender las necesidades actuales de nuestros clientes, sino que también, proyectarnos hacia el futuro con soluciones que impulsen el crecimiento del mercado y fortalezcan nuestra posición como socio estratégico y de confianza", destacó Rodrigo Roblero Arriagada, gerente general del DCV.
Con este enfoque renovado, la empresa reafirma su misión de agregar valor a través de servicios innovadores y relaciones sólidas, manteniendo como eje central su propósito de contribuir al desarrollo sostenible y eficiente del mercado financiero.
Según el estudio realizado por el Depósito Central de Valores (DCV) y el Centro de Estudios Financieros del ESE Business School, un 55% de los encuestados señala tener un nivel bajo de conocimiento financiero, lo que representa un deterioro respecto de este mismo índice en el 2022.
El Depósito Central de Valores (DCV), y el Centro de Estudios Financieros del ESE Business School, presentaron los resultados de la cuarta versión del Índice de Conocimiento Financiero, el cual reveló una caída generalizada en el nivel de conocimiento sobre temas financieros en Chile. Según el informe, que se realiza cada dos años, el 55% de los encuestados señala tener un nivel bajo de conocimiento financiero, un incremento de 13 puntos porcentuales respecto a 2022. Sólo un 16% reporta un conocimiento alto, una disminución de 5 puntos en comparación al estudio anterior.
El estudio encargado a Cadem, se basó en 1.017 entrevistas realizadas entre septiembre y octubre de 2024, y tiene como objetivo dar cuenta del panorama del uso y conocimiento que tienen los chilenos respecto de las distintas instituciones y productos del mercado financiero, contribuyendo así, a la conversación y al debate público, sobre la inclusión y educación financiera en el país.
Entre los hallazgos principales, se observan brechas significativas entre los diferentes grupos de la población. Las cifras indican que las personas que pertenecen a los segmentos de menores ingresos (D/E) son quienes presentan un mayor desconocimiento (82%). Por otro lado, son los hombres quienes dan cuenta de un índice de conocimiento más alto (20%), y superior al de las mujeres (11%), independiente del sector socioeconómico.
Al respecto, Rodrigo Roblero Arriagada, gerente general del DCV, destacó que, si bien los resultados de este año muestran un empeoramiento generalizado, son clave para impulsar políticas públicas que fomenten una mayor educación financiera. “Este estudio reafirma el desafío que tenemos como sociedad de mejorar la educación financiera. El conocimiento sobre instituciones y productos financieros es fundamental para que las personas puedan tomar decisiones informadas y construir una base sólida para su futuro económico”.
Así mismo, el informe detalla que el conocimiento general sobre todas las instituciones financieras existentes en el país cayó de un 82% el 2022, a un 73% este año.
Tenencia de productos y medios de pago
La tarjeta de débito y la Cuenta Vista o Rut continúan siendo los productos financieros más usados por los chilenos, con tasas de tenencia del 81% y 89%, respectivamente. En tercer lugar, se encuentran las aplicaciones de pago online, que emergieron como una opción relevante los últimos años, con un 64% de adopción, superando por primera vez a otros medios tradicionales como las cuentas corrientes o tarjetas de crédito.
Si bien un 48% señala ser titular de una tarjeta de crédito bancaria, un 39% de los consultados señala conocer poco o nada respecto de las características, cobros o comisiones que paga por dicha tarjeta. A su vez, un 14% declara contar con un crédito hipotecario, lo que evidencia una baja penetración de este producto en los hogares chilenos en el último tiempo, pero, además, quienes cuentan con un hipotecario, afirman en un 54% conocer poco o nada respecto de las condiciones de su crédito.
Brechas socioeconómicas y tecnológicas
La tenencia de medios financieros refleja diferencias entre los segmentos de la población. Por ejemplo, el uso de aplicaciones de pago online alcanza un 83% en los segmentos de ingresos más altos (C1), pero cae al 41% en el segmento D/E. Asimismo, los jóvenes entre 18 y 34 años lideran la adopción de tecnología financiera, con un 74% en el uso de aplicaciones de pago, en comparación con 43% en los mayores de 55 años.
Para Cecilia Cifuentes, directora ejecutiva del Centro de Estudios Financieros del ESE Business School, señala que “la digitalización de los medios de pago representa una oportunidad para mejorar el acceso a productos financieros, pero debe ir acompañada de esfuerzos para cerrar las brechas de conocimiento que afectan especialmente a los sectores más vulnerables”.
Desde 2018, la tenencia de productos financieros y el uso de medios de pago han evolucionado en línea con las tendencias globales, como la consolidación de medios digitales. Sin embargo, el informe evidencia que productos más complejos, como las inversiones en fondos mutuos (24%) o los seguros de vida con ahorro (35%), siguen siendo ampliamente desconocidos por la mayoría de la población.
Este reconocimiento certifica a aquellas organizaciones que han logrado generar una experiencia laboral positiva para sus colaboradoras y colaboradores. Esto se basa en una evaluación rigurosa y metodológicamente robusta, diseñada para garantizar que el ambiente de trabajo promueva la confianza, el respeto y la motivación en sus equipos.
El Depósito Central de Valores (DCV) ha alcanzado un importante hito en su historia: por primera vez, se certificó como un Gran Lugar para Trabajar en la versión 2024 del ranking Great Place to Work® (GPTW), en la categoría de organizaciones con hasta 250 colaboradores. Este logro refleja el compromiso continuo de la compañía con el desarrollo de una sólida cultura organizacional y un clima laboral basado en la confianza y el bienestar de sus colaboradores.
El proceso de certificación comenzó con la aplicación de la encuesta Trust Index, en la que participó un 93% de los colaboradores de la empresa. Esta herramienta midió las percepciones de los equipos sobre el ambiente laboral, y tras obtener un puntaje igual o superior a 70 puntos, el DCV aseguró su lugar en este prestigioso listado. La certificación tiene una validez de 12 meses y simboliza el esfuerzo de la organización por fomentar relaciones laborales basadas en confianza, respeto y orgullo.
El gerente general del DCV, Rodrigo Roblero Arriagada, destacó la relevancia de este reconocimiento, afirmando que “certificarnos como Great Place to Work es un paso significativo en la construcción de un entorno laboral excepcional que aporte con hechos concretos a nuestra estrategia ESG, promoviendo la confianza y el desarrollo sostenible de la sociedad. Este logro fortalece nuestra marca empleadora, atrayendo y reteniendo a los mejores talentos, y eleva el orgullo y compromiso de nuestros colaboradores con nuestra organización".
Este reconocimiento posiciona al DCV en el grupo de empresas chilenas certificadas por GPTW, una firma internacionalmente reconocida por distinguir a organizaciones que han logrado generar experiencias laborales positivas. Además, refuerza el compromiso de la compañía de seguir impulsando iniciativas que promuevan un entorno laboral que motive a los equipos, eleve los estándares organizacionales y contribuya al cumplimiento de los objetivos estratégicos.
El logro también constituye una oportunidad para que el DCV continúe consolidando su cultura organizacional, con el desafío de mantener y superar los estándares alcanzados.
Se trata de AUNA, el primer consorcio en América Latina que promueve un ecosistema para que empresas puedan crear sus propias redes blockchain y soluciones basadas en esta tecnología.
AUNA Blockchain es una iniciativa que nace de la colaboración entre el Depósito Central de Valores (DCV), Bolsa de Santiago - Nuam y GTD Chile. Desde su creación en 2019, se ha posicionado como un referente en el uso de tecnología blockchain para el desarrollo de soluciones corporativas, destacándose por su enfoque en la seguridad, trazabilidad y escalabilidad.
“Esto nace de una colaboración en donde estas tres firmas deciden explorar nuevas posibilidades tecnológicas para operar como un ecosistema que facilita la creación y adopción de soluciones basadas en blockchain, destinadas tanto a startups como a grandes corporaciones”, señala Javier Jara, gerente legal y de asuntos corporativos del DCV.
Uno de los aspectos clave de AUNA es su capacidad para ofrecer una red institucional, lo que garantiza un manejo transparente y seguro de la información, a diferencia de las redes blockchain públicas, donde el funcionamiento es más descentralizado. Y es que, “lo que diferencia a AUNA es que todas nuestras soluciones aseguran un claro manejo de la información, costos transparentes y personalizados", destaca Jaime Pradenas, Líder de AUNA.
Este ecosistema comenzó con la creación de una plataforma de desarrollo y un sandbox, permitiendo a las empresas construir y desplegar soluciones blockchain de manera eficiente y autónoma. Sin embargo, la iniciativa no se detuvo ahí. A lo largo de los años, ha evolucionado para ofrecer servicios de consultoría y desarrollo a medida, adaptándose a las necesidades específicas de sus clientes.
En 2023, AUNA dio un paso más al lanzar AUNA Mainnet, un modelo de negocio de plataforma que busca conectar a empresas institucionales con startups tecnológicas. Este marketplace facilita la colaboración entre corporaciones y empresas emergentes, permitiendo que las soluciones desarrolladas por startups puedan ser implementadas y adaptadas en ambientes corporativos.
Para los próximos años, se espera que AUNA siga expandiéndose, atrayendo a más startups y corporaciones a su ecosistema, y reafirmando su compromiso con la creación de soluciones tecnológicas que respondan a las necesidades del mercado actual.
Nuestro compromiso con el mercado de valores es “ser el último componente del sistema financiero que deje de operar y el primero en recuperarse”, señala André Medel, subgerente de riesgo y continuidad de negocios del DCV.
En un entorno financiero donde la estabilidad y la confianza son pilares fundamentales, el Depósito Central de Valores (DCV) se ha posicionado como un líder en la gestión de la continuidad de negocio. Desde sus inicios, ha implementado políticas robustas para asegurar que sus operaciones sean resilientes ante cualquier eventualidad.
"Nuestro compromiso es claro: ser el último componente del sistema financiero en dejar de operar y el primero en recuperarse", asegura André Medel, subgerente de riesgo y continuidad de negocios del DCV, quien destaca la misión de la organización en garantizar la seguridad y la integridad del mercado de valores.
Este enfoque no es casual. Desde 2011, la empresa ha alineado todas sus operaciones con estándares internacionales como la ISO 22301, que establece las mejores prácticas en la gestión de la continuidad de negocio.
Este estándar, junto con otras normativas como la ISO 31000 y la ISO 27001, forma el marco que guía cada decisión estratégica de la compañía. "Año tras años el DCV está obligado a cumplir con las auditorías de seguimiento que requieren las normas 22301 y 27001. Nos hemos certificado y recertificado, lo que nos permite cumplir con las exigencias regulatorias y ofrecer una garantía de confianza a nuestros clientes y al mercado en general", agrega Medel.
En este sentido, uno de los aspectos más destacados del sistema de gestión de continuidad de negocio es su enfoque en la duplicación de componentes críticos. Con tres data centers estratégicamente ubicados, la organización está preparada para mantener sus operaciones incluso en los escenarios más adversos.
Pero más allá de la tecnología y los procesos, lo que realmente diferencia al DCV es la cultura organizacional. "Todos los empleados, desde los ejecutivos hasta los responsables de cada proceso, están comprometidos con la continuidad del negocio. Este compromiso colectivo es lo que nos permite no sólo reaccionar rápidamente ante cualquier incidente, sino también anticiparnos a los posibles riesgos", sostiene el subgerente de riesgo y continuidad de negocios.
Con su mirada puesta en el futuro, el DCV continúa fortaleciendo su sistema de gestión de continuidad de negocio, adaptándose a los cambios del mercado y las nuevas tecnologías. La reciente mantención de la certificación bajo la ISO 22301 e ISO 27001 es testimonio de un trabajo continuo y de una cultura de mejora constante que sitúa a la organización a la vanguardia del sector financiero.