DCV Digital permite la emisión de instrumentos de renta fija digitales mediante el uso de la tecnología de Ledger distribuido, para optimizar el actual proceso de emisión de instrumentos financieros en DCV, garantizando altos estándares de seguridad.
Cabe señalar que el Banco Central de Chile es el primer banco en participar de esta plataforma, donde sus emisiones podrán ser realizadas en este formato digital.
El Depósito Central de Valores (DCV) anuncia la exitosa puesta en marcha de su nueva plataforma tecnológica, DCV Digital, para la emisión de instrumentos digitales.
DCV Digital, servicio desarrollado con tecnología Nasdaq para activos digitales, es una solución integrada a la actual plataforma de servicios del DCV, la que permite administrar el 100% del ciclo de vida de los instrumentos financieros de diferente naturaleza.
En el proceso de desarrollo de este servicio, se contó con la participación del Banco Central de Chile en su calidad de emisor de títulos, lo que contribuyó a la configuración de estas nuevas funcionalidades que DCV pone a disposición de los emisores de renta fija del mercado local.
“Esta nueva plataforma aporta significativas eficiencias al mercado, disminuyendo los plazos y simplificando los actuales procesos de la emisión de bonos. Beneficios que, en una futura etapa, esperamos extender a otros emisores de instrumentos de renta fija", señaló Rodrigo Roblero, Gerente General del DCV.
Cabe señalar que, con esta innovación, la plataforma integrada del DCV permite continuar prestando servicios de valores tradicionales y a la vez, capturar las diversas oportunidades con activos digitales.
Esta nueva plataforma permitirá al DCV ofrecer servicios para activos digitales y tener un rol relevante en el creciente mundo de los activos tokenizados, ayudando a mejorar los procesos con estos instrumentos.
En este sentido, el gerente general del DCV, Rodrigo Roblero, indicó que “la visión que nos ha movilizado a avanzar en el proyecto DCV Digital, de la mano de Nasdaq, es con un sólido enfoque en los clientes, reconociendo la necesidad de avanzar hacia un mercado de capitales moderno, con acceso a estándares y tecnología de clase mundial y que permitan agilizar y simplificar los procesos sin dejar de lado la seguridad que nuestro negocio y nuestros clientes necesitan”.
Si bien los niveles de endeudamiento han disminuido ligeramente en los últimos años, lo que no ha seguido la misma línea es el monto que cada persona destina mensualmente para el pago de sus compromisos.
Según los resultados los resultados del 4° Índice de Conocimiento Financiero elaborado por el Depósito Central de Valores (DCV) y el Centro de Estudios Financieros (CEF) del ESE Business School, el endeudamiento ha disminuido paulatinamente durante los últimos años, pasando de un 71% el 2018 a un 65% en 2022, y un 63% de los chilenos a fines del 2024. Esto implica que hoy las personas destinan un porcentaje mayor de sus remuneraciones al pago de sus deudas.
Según los resultados del estudio, la mayoría de los chilenos usa gran parte de sus ingresos para pagar sus compromisos crediticios; el 61% de los encuestados destina entre el 20% y el 80% de su sueldo mes a mes. Cabe señalar que lo recomendable es no utilizar más del 30% de lo que se gana en pagar deudas.
El estudio da cuenta, además, de una tendencia a la baja en la adopción de productos financieros. Mientras que en 2022, el 53% de los encuestados declaraba tener una tarjeta de crédito bancaria, el 2024 esta cifra baja al 48%. Lo mismo ocurre con las tarjetas de crédito de grandes tiendas y supermercados, cuya tenencia pasó del 49% en 2022 al 42% en 2024.
En el caso de los créditos de consumo, el porcentaje de personas que afirma tener uno descendió del 30% al 25% en el mismo período. Los créditos hipotecarios también registraron una caída, pasando del 17% en 2022 al 14% en 2024. Tendencias que son transversales para los distintos grupos etarios y socioeconómicos encuestados.
Otro aspecto a considerar de este estudio es el bajo conocimiento de las personas respecto a las características y funcionamiento de los instrumentos financieros vinculados a la deuda; un 67% de los entrevistados declara conocer algo, poco o nada respecto de las funcionalidades, cobros y comisiones de los productos financieros a los cuales están adscritos. Lo que representa una caída en el conocimiento que las personas tienen de los productos de crédito de un 6% entre 2022 y 2024.
Al consultar más específicamente por cada producto, un 48% sostiene conocer las comisiones que paga por sus productos de crédito; un 46% dice estar al tanto del interés que cobran las tarjetas de crédito bancarias y un 42% el de las tarjetas de crédito de supermercados y grandes tiendas. Mientras que un 34% sostiene estar informado de las tasas de interés de los créditos de consumo y sólo 25% conoce lo propio de su crédito hipotecario.
En ese contexto, Rodrigo Roblero, Gerente General del DCV sostiene que “vemos como una señal de atención que haya bajado el conocimiento financiero respecto de los instrumentos de crédito. La única forma de revertir este escenario es a través de la educación financiera. Esta es la principal herramienta que permite a las personas gestionar mejor sus finanzas y tomar decisiones informadas”.
Desinformación y conocimiento financiero
Las redes sociales han emergido como el nuevo canal donde la población se informa sobre temas financieros, según los resultados del estudio, un 32% sostiene que se informa para poder tomar decisiones de ahorro y endeudamiento a través de plataformas como Youtube, Instagram o TikTok. Situación que es más evidente entre los jóvenes entre 18 y 35 años, quienes en un 45% señalan que usan las redes sociales para obtener información y tomar decisiones financieras.
“El estudio previo mostró que la pandemia había mejorado los índices de conocimiento financiero, probablemente debido a que las personas se vieron obligadas a una mayor digitalización financiera. Lamentablemente, esta mejoría no se mantuvo. Esto es preocupante, ya que, aunque el endeudamiento ha disminuido, seguramente debido a las mayores restricciones de acceso al crédito, se mantiene una situación de elevado desconocimiento en esta materia. Malas decisiones en este tema pueden dañar enormemente la calidad de vida, lo que reitera la importancia de profundizar la educación financiera, lo que necesariamente debe venir de la colaboración público-privada”, destaca María Cecilia Cifuentes, directora del Centro de Estudios Financieros del ESE Business School.
Respecto de otras fuentes de información, sólo un 34% de los entrevistados sostiene consultar lo que publican las entidades financieras como bancos, AFP o compañías de seguros, mientras que el 42% afirma que su principal fuente de información financiera son las conversaciones informales con familiares y amigos. Quienes ocupan en mayor cantidad esta vía son los jóvenes, con un 48% de las menciones, lo que sin duda destaca la necesidad de fortalecer la educación financiera formal en las nuevas generaciones, con el objetivo de cerrar brechas en el acceso y uso de productos financieros.
El 14 de marzo pasado se realizó la Asamblea de Depositantes N°30 del Depósito Central de Valores. En dicha oportunidad, el Comité de Vigilancia presentó un informe pormenorizado de la gestión ejecutada en 2024.
Durante el período 2024-2025, el Comité de Vigilancia llevó a cabo un riguroso plan de trabajo enfocado en el seguimiento de auditorías internas, reuniones estratégicas con ejecutivos y consultores externos, y la evaluación de riesgos y controles. Por lo mismo, Rodrigo Roblero, Gerente General del Depósito Central de Valores (DCV) enfatizó en el agradecimiento total que porta la institución para con este grupo de trabajo.
En ese marco, la gestión 2024 tuvo como puntos altos la contratación de auditores externos para arqueos y control interno en mayo de 2024, así como la colaboración con PwC y Dreamlab para fortalecer los procedimientos de seguridad y continuidad operativa. Estas iniciativas permitieron mantener un control razonable sobre los riesgos que pudieran afectar a los depositantes, garantizando una supervisión efectiva sobre los procesos clave de la compañía.
En términos de evaluación de riesgos y control, los resultados obtenidos reflejan un alto grado de cumplimiento, con un 88% de los controles evaluados ejecutados de manera oportuna y documentados correctamente. No obstante, se identificó la necesidad de actualizar el 3% de los controles en la matriz de riesgos, mientras que un 5% no pudo ser verificado debido a la ausencia de transacciones en el período analizado.
Asimismo, se incorporó un 4% de controles en el ámbito de tecnologías de la información, asegurando una cobertura más integral de los riesgos operacionales. Estos hallazgos refuerzan el compromiso del Comité con la mejora continua y la transparencia en la gestión de la empresa.
En líneas gruesas, el Informe de Gestión 2024 del Comité de Vigilancia evidencia que el DCV ha logrado mantener y mejorar su sistema de control interno, sin registrar deficiencias significativas, y que las medidas de ciberseguridad se han implementado con éxito, contribuyendo a la estabilidad y seguridad de las operaciones de la entidad.
El Comité de Vigilancia 2025 estará integrado por:
La robustez de la infraestructura de valores es una condición necesaria para generar confianza en el mercado de capitales. En este contexto, el DCV ha venido impulsando inversiones y explorando mejoras en su sistema de sitios operativos. Entre ellas, destaca la búsqueda de rutas alternativas para garantizar la conectividad y de un “sitio frío” como parte de su estrategia de resiliencia.
Pilar fundamental del quehacer del DCV es estar a la vanguardia de la tecnología, esto implica un esfuerzo de administración de la tecnología y trabajar los instrumentos tecnológicos no solo como aliados, sino también como servicios que deben optimizarse de forma permanente, ya que en un tiempo breve los sistemas pueden volverse obsoletos.
La inversión en la ampliación y modernización de la infraestructura no es sólo una apuesta tecnológica, sino también, un compromiso con la confianza del mercado. El reto es ser una entidad que garantiza la continuidad operacional, siendo “la última en caer y la primera en recuperarse”, según sostiene Guillermo Toro, gerente de tecnología y ciberseguridad.
La capacidad para operar de manera simultánea y equilibrada en todas sus ubicaciones constituye una innovación. Mientras que otros actores utilizan sitios de recuperación sólo en casos extremos, el DCV busca que sus clientes se conecten a cualquiera de sus centros de datos, garantizando así una experiencia homogénea y de alta calidad.
En este sentido, Guillermo Toro, explica que, “entre los retos identificados se destaca la necesidad de diversificar las rutas de comunicación hacia los data centers. Se están explorando rutas alternas para garantizar que, ante cualquier eventualidad, el tiempo de reconexión y retorno a la operativa normal sea inferior a dos horas”.
Otro aspecto innovador es la posibilidad de incorporar un “sitio frío” en la nube. Este modelo implica contar con una infraestructura que, sin estar activa de manera constante, puede ser “descongelada” rápidamente en caso de incidentes mayores o ataques cibernéticos. La implementación de un sitio frío permitiría aislar la información y salvaguardar la continuidad operativa sin exponer todos los centros activos a riesgos simultáneos.
En caso de una interrupción mayor que comprometa las plataformas en uso, este sitio puede activarse o “descongelarse” para garantizar la continuidad operativa.
La transparencia y la confianza se potencian al demostrar que el sistema está diseñado para enfrentar tanto crisis tecnológicas como desastres naturales o ataques cibernéticos. La integración de medidas de seguridad adicionales y la mejora continua en la resiliencia de la conectividad refuerzan la capacidad operativa del DCV y lo posicionan de manera sólida para enfrentar riesgos.
Esta estrategia, sustentada en altos estándares tecnológicos, una gestión del riesgo adecuada y en una visión de continuidad operativa, demuestra que el DCV es un pilar fundamental para el desarrollo y la estabilidad del mercado de valores chileno.
La sostenibilidad se instala como un eje estratégico en el DCV, con foco en la ética corporativa, el buen gobierno, el bienestar organizacional, la contribución con la comunidad, la ecoeficiencia y la resiliencia operacional
Con el objetivo de consolidar su compromiso con la sostenibilidad, el Depósito Central de Valores (DCV) ha estructurado una estrategia que refuerza la confianza, la integridad y la responsabilidad social en su gestión. Esta iniciativa, enmarcada en la Política de Sostenibilidad lanzada en el 2024, tiene como propósito "promover la confianza para una sociedad sostenible" y responde a los desafíos sociales, ambientales y de buen gobierno que enfrenta la sociedad actual.
“El esfuerzo por incorporar la sostenibilidad en todos los aspectos de nuestra organización es un trabajo colectivo y colaborativo. Esta estrategia no sólo involucra a la alta dirección, sino a todos los miembros del equipo. Juntos, buscamos crear un entorno más responsable y ético, donde el bienestar organizacional y la integración de criterios sostenibles en cada decisión nos permitan crecer como un actor confiable en el ecosistema”, sostiene Sandra Valenzuela, gerenta de Personas y Cultura del DCV.
En este camino hacia una mayor sostenibilidad, la cultura ética juega un rol central. La organización reafirma su compromiso con la integridad y el buen gobierno corporativo, asegurando una gestión transparente en toda su cadena de valor. Por ello, la confianza y el profesionalismo son la base del relacionamiento con los distintos grupos de interés, fortaleciendo tanto la gestión sostenible de la cadena de suministro como la gobernanza corporativa.
El desarrollo y la colaboración también son pilares fundamentales en esta estrategia. La empresa busca fomentar un entorno de trabajo basado en la excelencia, el respeto y la cooperación, promoviendo el bienestar y crecimiento profesional de su equipo. A su vez, trabaja en la relación con comunidades y clientes para generar impactos positivos y sostenibles en el entorno.
El cuidado del medioambiente es otro de los ejes clave. La organización se ha comprometido con la economía circular y la reducción de su impacto ambiental, integrando criterios de sostenibilidad en sus decisiones corporativas. Con una mirada a largo plazo, busca mejorar sus prácticas y generar conciencia sobre la responsabilidad ecológica en su sector.
Por último, la resiliencia operacional es un aspecto clave en la confianza que el DCV ha cultivado a lo largo del tiempo en el mercado financiero. En un contexto en constante evolución, la empresa trabaja para garantizar la estabilidad y seguridad de sus servicios, reforzando la ciberseguridad, la protección de datos y el soporte operacional para sus clientes.
Durante el 2025, el trabajo se enfocará en aplicar estos principios de manera práctica, reforzando la colaboración interna y generando impactos tangibles en el mercado. La sostenibilidad será un eje clave, siempre con la visión de crear un entorno financiero más sostenible y confiable para todos.