La robustez de la infraestructura de valores es una condición necesaria para generar confianza en el mercado de capitales. En este contexto, el DCV ha venido impulsando inversiones y explorando mejoras en su sistema de sitios operativos. Entre ellas, destaca la búsqueda de rutas alternativas para garantizar la conectividad y de un “sitio frío” como parte de su estrategia de resiliencia.
Pilar fundamental del quehacer del DCV es estar a la vanguardia de la tecnología, esto implica un esfuerzo de administración de la tecnología y trabajar los instrumentos tecnológicos no solo como aliados, sino también como servicios que deben optimizarse de forma permanente, ya que en un tiempo breve los sistemas pueden volverse obsoletos.
La inversión en la ampliación y modernización de la infraestructura no es sólo una apuesta tecnológica, sino también, un compromiso con la confianza del mercado. El reto es ser una entidad que garantiza la continuidad operacional, siendo “la última en caer y la primera en recuperarse”, según sostiene Guillermo Toro, gerente de tecnología y ciberseguridad.
La capacidad para operar de manera simultánea y equilibrada en todas sus ubicaciones constituye una innovación. Mientras que otros actores utilizan sitios de recuperación sólo en casos extremos, el DCV busca que sus clientes se conecten a cualquiera de sus centros de datos, garantizando así una experiencia homogénea y de alta calidad.
En este sentido, Guillermo Toro, explica que, “entre los retos identificados se destaca la necesidad de diversificar las rutas de comunicación hacia los data centers. Se están explorando rutas alternas para garantizar que, ante cualquier eventualidad, el tiempo de reconexión y retorno a la operativa normal sea inferior a dos horas”.
Otro aspecto innovador es la posibilidad de incorporar un “sitio frío” en la nube. Este modelo implica contar con una infraestructura que, sin estar activa de manera constante, puede ser “descongelada” rápidamente en caso de incidentes mayores o ataques cibernéticos. La implementación de un sitio frío permitiría aislar la información y salvaguardar la continuidad operativa sin exponer todos los centros activos a riesgos simultáneos.
En caso de una interrupción mayor que comprometa las plataformas en uso, este sitio puede activarse o “descongelarse” para garantizar la continuidad operativa.
La transparencia y la confianza se potencian al demostrar que el sistema está diseñado para enfrentar tanto crisis tecnológicas como desastres naturales o ataques cibernéticos. La integración de medidas de seguridad adicionales y la mejora continua en la resiliencia de la conectividad refuerzan la capacidad operativa del DCV y lo posicionan de manera sólida para enfrentar riesgos.
Esta estrategia, sustentada en altos estándares tecnológicos, una gestión del riesgo adecuada y en una visión de continuidad operativa, demuestra que el DCV es un pilar fundamental para el desarrollo y la estabilidad del mercado de valores chileno.
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