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Educación Financiera

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Los depósitos de valores surgen en los mercados mundiales como una manera de facilitar la custodia y liquidación de operaciones sobre los valores. A nivel local, el DCV está constituido de acuerdo con una ley específica que regula y fiscaliza su actuar, siendo sus dueños sus principales clientes: emisores, intermediarios e inversionistas institucionales.

 

El 15 de marzo de 1993 nació el Depósito Central de Valores (DCV). Se trata de una sociedad anónima que está constituida de acuerdo con la ley 18.876 de 1989, y su respectivo reglamento, y a las instrucciones que imparte la Comisión para el Mercado Financiero. Fue esta misma ley la que estableció su objeto exclusivo que es, recibir en depósito valores y facilitar las operaciones de transferencia de estos, entre los depositantes, de acuerdo con los procedimientos contemplados en la citada norma, a través de mecanismos de cargo y abono de las cuentas de posición que los clientes del DCV mantienen en la empresa.

Los depósitos de valores surgen a nivel mundial como una manera de facilitar la custodia y liquidación de operaciones sobre los títulos de oferta pública, realizadas en el mercado de valores.  Ya en los años 80, la realidad del mercado financiero y de valores, hizo necesario presentar una solución a una serie de problemas derivados de su creciente actividad y el consiguiente flujo de operaciones tanto bursátiles como financieras, que no encontraban una respuesta ágil y segura en el sistema de liquidación y compensación imperante.

El nuevo sistema debía reducir los riesgos asociados al manejo físico, traslado y transporte de los títulos, así como garantizar la seguridad de la cartera de instrumentos mantenida por cada depositante; evitar la verificación repetida de autenticidad de los instrumentos transados, y la preparación y entrega de pagos, reduciendo los costos y complejidad operativa de la función de administración de custodia, y perfeccionar y facilitar la transacción entre comprador y vendedor, dándoles información sobre la existencia de fondos necesaria para realizar la transacción, así como de la existencia de los títulos comprometidos.

Desde esos inicios -el año 1993-, han pasado 27 años en los que el DCV ha cumplido con su objetivo y ha desempeñado un papel clave para el funcionamiento del mercado de valores chileno otorgando seguridad, transparencia y calidad en el servicio.  Hoy el DCV presta servicios a 186 clientes directos (depositantes) y más de 1.800 operadores se relacionan a diario con la plataforma de servicios.

Pero, ¿quiénes son los dueños del DCV?  Son algunos de sus clientes, es decir, emisores, intermediarios e inversionistas institucionales que operan diariamente en el mercado.  Los bancos y las AFP mantienen, cada uno de ellos, un 30% de la propiedad del DCV; las compañías de seguros de vida tienen el 10%; la Bolsa de Santiago un 23%, la Bolsa Electrónica de Chile un 6,4% y, finalmente, otros accionistas minoritarios un 0,6%.

 

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