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Educación Financiera

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El DCV es una entidad clave para el funcionamiento del mercado financiero. Es el único custodio de valores de Chile y, sin él, muchas operaciones no podrían ocurrir.

La ley 18.876 que entrega el marco legal para su constitución y operación otorga al Depósito Central de Valores, DCV, un rol clave en el funcionamiento del mercado. Básicamente, porque es la entidad donde confluyen tres mundos: los emisores de valores, los intermediarios e inversionistas y los sistemas de pago y sin su existencia el intercambio de propiedad de los valores no podría ocurrir.

¿Cuáles son los tres mundos que confluyen?

El primero, son los emisores de instrumentos que pueden ser entidades del sector privado (bancos, sociedades anónimas, u otros) y del sector público (Banco Central de Chile, Tesorería General de la República, e Instituto de Previsión Social). El segundo, son los inversionistas, empresas y personas naturales que negocian -a través de intermediarios-, y que generan operaciones en las bolsas de valores o en mercados fuera de bolsa (también llamados OTC, Over the Counter, por su sigla en inglés). Y, finalmente, el tercero de los mundos son los sistemas de pago que comprenden las instituciones, normas y procedimientos por medio de los cuales se efectúan las transferencias de fondos entre los agentes económicos. Los sistemas de pagos se pueden clasificar según los montos y la naturaleza de las transferencias de dinero que procesan. En Chile tres entidades actúan como sistemas de pago; el Banco Central de Chile, Combanc y CCLV Contraparte Central.

Pero ¿cómo interactúan estos tres mundos? Los emisores emiten valores, los que nacen en forma desmaterializada y quedan anotados en la cuenta que el emisor mantiene en el DCV. Los inversionistas, por su parte, invierten a través de intermediarios, en dichos valores, que estos últimos registran como operaciones de compra o venta en los sistemas del DCV. Finalmente, cuando llega el día de la liquidación, el DCV coordina con los sistemas de pago el proceso de pago contra entrega de los valores, asegurando que quien recibe (o entrega) el "valor" producto de la compra (o venta), entregue el pago en dinero (o valor) acordado con el comprador (o vendedor).

Para asegurar al mercado un correcto funcionamiento, un elemento central que incorpora el DCV es la seguridad, entregando certeza al respecto de la existencia y titularidad de los valores que se están comprando o vendiendo, y asegurando el traspaso de la propiedad una vez instruido el pago.

El DCV mantiene en custodia UF9.258,3 millones, equivalentes a US$328,8 mil millones, es decir 1,3 veces el PIB nacional, y realiza aproximadamente 150.000 transacciones al mes. Nada de esto sería posible sin un manejo seguro, transparente y confiable para todo el mercado financiero.

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