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Con talleres, reforzamiento escolar y celebraciones para niños del Hogar José María Caro.

El programa de voluntariado corporativo del Depósito Central de Valores (DCV), relanzado en julio pasado, avanza en la consolidación de su alianza de largo plazo con el Hogar José María Caro e incluye reforzamiento escolar en matemáticas, lenguaje y ciencias, además de talleres artísticos y recreativos, beneficiando a niños y adolescentes de entre 6 y 18 años.

Durante agosto, en el marco del Día del Niño, se realizó la primera actividad del segundo semestre: una tarde de cine organizada por los voluntarios, que transformó un espacio cotidiano en una verdadera sala de proyección, con película, cabritas y una once especial para los 39 niños y niñas del hogar. Durante agosto, en el marco del Día del Niño, se realizó la primera actividad del segundo semestre: una tarde de cine organizada por los voluntarios, que transformó un espacio cotidiano en una verdadera sala de proyección, con película, cabritas y una once especial para los 39 niños y niñas del hogar.

La iniciativa se enmarca en el concepto de “recreación con sentido”, uno de los pilares del voluntariado, que busca que cada encuentro no sólo sea una instancia de entretenimiento, sino también de aprendizaje, vínculo y desarrollo de habilidades sociales. “Estas actividades nos permiten estimular la creatividad e imaginación en los niños y niñas para que busquen nuevas ideas, otras formas de divertirse, compartir con sus compañeros y fortalecer su comunidad”, comenta Cecilia Kohenenkamp, asistente de Personas y Cultura.

El próximo 16 de septiembre, los niños asistirán por primera vez al Circo de las Maravillas, una experiencia que busca abrirles nuevas perspectivas y fortalecer los lazos con los voluntarios. Además, se han implementado talleres semanales de cuentacuentos, baile urbano y actividades artísticas, junto con un plan de reforzamiento escolar en matemáticas, lenguaje y ciencias, desarrollado por profesionales externos en coordinación con el hogar.

De cara al verano, se proyectan instancias que combinarán recreación y aprendizaje de oficios, como cocina, cultivo de suculentas, taller de huerta, jabones, etc.  pensadas especialmente para los jóvenes mayores de 14 años. La meta es entregar herramientas prácticas que les permitan adquirir habilidades útiles para su vida.

El programa se proyectó en un plan de tres etapas: la creación de vínculos (2024), su fortalecimiento (2025) y, desde 2026, el desarrollo de un calendario definitivo y sistemático de actividades. La meta es sostener esta alianza en el tiempo, generando continuidad y un impacto que trascienda las acciones puntuales.

“El trabajo a través de los pilares educación y recreación con sentido es una forma de contribuir a disminuir las desigualdades y fomentar habilidades en los niños y niñas del hogar ”, concluye Kohenenkamp.

De esta manera, el DCV avanza en consolidar un voluntariado corporativo con impacto sostenido en la comunidad, reafirmando que su compromiso con la confianza y la sostenibilidad también se expresa fuera del ámbito financiero, y en acciones concretas que promueven educación, arte, deporte y bienestar para quienes más lo necesitan.